miércoles, 19 de diciembre de 2007

El rico msn

Reconozco que fui adicto a ti…
Ocho o diez horas consecutivas tocándote diariamente…
En especial en vacaciones…
Te usaba a ti y a todas las que están junto a ti...
Por lo menos 6 veces a la semana…
Y siempre hasta altas horas de la madrugada…
Hoy, después de miles de horas frente a ti, ya me aburriste…
Sin embargo, no me moví, sigo aquí…

Recuerdo 1998. Nunca había sido adicto a la computadora. Me había traumado con los comandos del logo y otros programas inservibles que tenía que meterlo en un diskette grandazo, cuadrado y feo; además, débil. Cada dos días tenía que comprarme uno nuevo. Siempre la cagaba. Sin embargo, no recuerdo cómo, llegó una computadora a casa. Con Internet incluido. Era una moderna Pentium I. De última generación. Con lo que pagamos por esa máquina, hoy tendríamos un avión. Era linda. Toda blanca (después de 8 años ininterrumpidos de maltrato, quedaría blanco-humo). Y el primer programa que me obligaron a bajar fue uno para chatear: ICQ. Entra a la página de Mirabilis y dale click a todo lo que puedas. Esas fueron las rústicas indicaciones que me dieron en el club a donde iba a pasar mi tiempo jugando tenis. Hazlo y nos encontramos a las 10:30 de la noche. Completaron la frase. No puedo negar que en ese momento me sentí confundido.

Llegué a mi casa después de comerme un par de butifarras (mis preferidas), un Gatorade y un Snickers (Durante cuatro años de mi vida ese fue mi combo nocturno). Subí las escaleras; empujé, delicadamente, a mi perrita; tiré mi maletín, lleno de arcilla, en la sala; y ya estaba instantáneamente sentado frente a mi juguete nuevo.

(http://www.mirabilis.com/) (Carajo... ¿cómo es esto?) Miles de entradas y letras y números que no entendía. (Hazle click y acepta todo... me habían dicho). Encontré ICQ y le di a todo lo que encontré. Hasta a los virus (semanas después me di cuenta que esa había sido la razón de tantos desórdenes cibernéticos). Lo bajé. El ICQ es mío. Gané. [DURANTE LOS SIGUIENTES 14 MESES ESE FUE MI FUENTE DE DIVERSIÓN].

Más adelante, llegó un día en el que me presentaron al msn. Tenía que hacerme una cuenta en hotmail. No sabía de qué se trataba. No me gustaba. Lo rechacé tajantemente. Pero cedí ante tanta presión. Fui social y electrónicamente débil. Primero tu nombre, después tu apellido... país... correo (Uy, mi opción está ocupada. A ver... Ya! La primera de las opciones. Total, nunca lo voy a usar. Ahora todo el mundo me pregunta el porqué de mi mail. No tiene una razón lógica).

Así seguí usando mi clásico ICQ y paralelamente el jovenzuelo msn. Hasta que un día, sin darme cuenta, recontra distraído, dejé de activarme en el ICQ (Más adelante me enteraría que ICQ, sí, el de la flor de colores, murió. No llegó a gozar de estas nuevas oportunidades que te ofrece la red. Un minuto de silencio...). No lo vi más. Ni de casualidad. El msn se apoderó de mi, así como con millones de personas en todo el mundo. Quedé hipnotizado. Totalmente. Ocho horas al día. Desde que me levantaba hasta que me dormía. Mientras comía (gracias a la opción "Salí a comer"). Mientras que iba al baño (gracias "Vuelvo enseguida"). Mientras no quería hablar con nadie (gracias "No conectado"). Mientras hablaba por teléfono (gracias "Al teléfono"). Mientras salía a fumarme un pucho (gracias "Ausente"). Mientras trabajaba y no quería que salten las ventanas (gracias "No disponible").

Sí. El msn nos alegró la vida. Nos dio tardes más entretenidas. Nos dio velocidad en la comunicación. Nos dio poder concretar una reunión o una salida sin necesidad de levantarnos de la cama. Nos dio poder gilear sin que la otra persona te mire. Nos dio poder decir lo que sentimos. Nos dio poder hacer un trabajo jodido y relajarnos un rato. Nos dio mucha flojera también. Ahora la gente ya no sale a caminar. No aprovecha los espacios que tiene Lima para disfrutar de la tarde. Todo se hace desde la computadora. Ya nadie se levanta.

Date una vuelta. No hay nada mejor que conversar contigo y mirarte a la cara.

P.D.: ICQ discúlpame. Nunca te olvidaré.

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