miércoles, 19 de marzo de 2008

¿¿Y la miss??

Durante los festejos de la Vendimia de Ica 2008, yo, un bufón cualquiera, tuve el placer de conocer a una de las reinas de la Vendimia. Mientras ella y las demás se dedicaban a pisar las uvas, yo la miraba atentamente, cada movimiento. Me han dicho que soy muy conchudo para mirar. Pues sí, si me gusta, miro. Quería ser la uva y que ella esté encima de mí. Que me pise y que me patee con fuerza. Después que me saque el jugo, me tome y finalmente que se embriague con mi cuerpo. Era linda.

La durante todo el fin de semana. Mi presencia tampoco le era ajena. Me sonreía y me miraba con deseo, yo lo sé. Pelo castaño, piernas estilizadas, cuerpo delgado, sonrisa pícara y piel suave (no la toqué, pero la sentí cuando nos dimos un beso).

Habíamos quedado en vernos en la última noche. Ella tenía que ir a una fiesta de Joselito en un club de la Huacachina (en honor a las reinas) y me invitó a ir. Nos despedimos, cada uno se fue a su hotel, ella con las reinas y yo con Choy, el fotógrafo de guerra con el que viajé. De ahí nos vamos a Duna (una discoteca) a tonear, me dijo ella.

Pasaron las horas y salí hacia la Huacachina. Salí solo. Choy tenía sueño. Yo no. Quería verla. Me había cambiado y bañado. Polo y pantalón. Los dos arrugados, pero estaba ahí. Me había quitado mi short y mi polo viejo. Me bajé del taxi, puse cara de serio y camine sacando pecho hacia la puerta. Soy prensa. No, este es un evento privado. No entras. (oeee que!!! Ella está adentro esperándome!!). No le iba a rogar, si no quiere, no quiere. ¿Cuánto cuesta la entrada? 60 soles. Media vuelta y adiós.

Entonces, como quería verla y me había dicho para ir después a Duna, me fui a Duna. Eran las 12 de la noche. El lugar estaba casi vacío. Un par de gorditos bailando por ahí y unos cinco grupos de jovenzuelos de 18 años emborrachándose por todo el lugar. Yo en una esquina, sentado en un sillón, esperando la llegada triunfal de las reinas, o de mi reina.

1 a.m.. No llegaban. Ya me había tomado lentamente mi botella pequeña de Pilsen. Empezó a llenarse poco a poco. Todos bailaban todas las canciones. Hasta la de “claro que te clavo la sombrilla” fue meneada por los cuerpos ya sudorosos de los bailarines de fin de semana.

1:30 a.m.. Me compré una botella mediana de cerveza Franca. Se acabaron las personales. Tomando lentamente en la misma esquina. Mirando el reloj y riéndome de todos ahí. También pensando ideas para mi chamba, para mi vida y qué hacer en casos de emergencia en el lugar. Por eso me coloqué al lado de la puerta principal. Iba por el cigarro número diez.

2:00 a.m.. Me terminé la botella. Estaba a punto de hacer lo mismo con la cajetilla de cigarros. Compré una botella de agua. La reina no pasaba por la puerta.

2:30 a.m.. Después del último sorbo de agua, me voy. Le metí un tanganazo y largué. Ya estaba aburrido y nadie llegaba, solo se iban. Pero no pude irme tan rápido. Tan solo hice el amague, me quede al lado de la puerta unos 10 minutos y no llegó. Me fui y nunca más la vi.

Han pasado cinco días y me da curiosidad conocerla, quisiera encontrármela y saber de ella. También recordar su nombre (perdón, tengo pésima memoria) y su edad. Solo sé que estudia derecho en una universidad en Lima y que fue la Miss Finlandia. Dice tener antepasados finlandeses, también arequipeños, cusqueños, iqueños, pucallpinos, de todos lados.

Como verán, no la volví a ver, ¿me habrá choteado?

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